Sabe – cuando estudié el gran honor que se contempla
en algo que traduce utilidad pública,
derecho de asociar-se…
después de tiempos en los que esto era prohibido,
en estos tiempos en los que las vendimias son
prohibidas , las desfolladas prohibidas – por las cuotas comunitarias:
vendidas), los san juanes entre todos prohibidos por ser lo que somos,
nuestras casas de puertas abiertas –a hora cerradas, prohibidas
y trancadas por llaves de oro y tesoro – así aseñoradas
prohibidos (y veo
gentes haciendo cursos de defensa personal en vez de promocionar –
vitalización, desarrollo, auto. Estima y confianza – esa que es nuestra cultura
– más de lo que dice la letra de otros lugares de enseñanza
– allí DONDE
MÁS ÉS NECESARIA – y no solo entre quien paga)… entonces lo veo un poco más
claro – lo que somos y en lo que nos transformamos (transformarón)
Fuimos prohibidos… por quedar separados
La señora en su clase de step, el señor en las pesas,
el niño en la de kung fu neuromotriz o como quiera
– que antes eran de seis años mínimo y ahora los
tenemos de cuatro… a veces menos… que caray – que ha pasado- ha evolucionado la
técnica o ha evolucionado la falta de paternidad en la técnica – somos guarderías
vivientes o profesorado honrado por una arte milenar y algo “transcendente”?
Cuando veo esa historia, ese algo que se reconoce en
la tierra misma – y en las gentes:
Que es bienhechora – que nos da todo y no nos pide
nada:
Que nos da verdor eterno, agua, campo productivo, mar
salada, que nos otorga un tiempo ameno… para que vivamos así – como las gentes
de antes
– que compartían mientras vivían… como esa que me
llama mientras camino – barbado, calvo, con mochila a cuestas por el camino de Santiago
– y allá por el 98 ya me preguntaba:
“meu fillinho –
me llamaba hijo!
– hoy que ni
los vemos ni nos miramos nosotros a la cara!
Y me preguntaba si quería pan, o queso o fruta…
o otra Humana antigua – de esas en riesgo de extinción:
que me llamaba – allí por padrón – yendo
por herbón... en una tarde que llovía que dios la daba – que nadie abriría puerta
a alguien de cara tapada
por las ropas impermeables
– esa señora –amable – me llama, me abre la puerta, me
hace entrar en su casa, me presenta a la
familia, me “obliga” a comer tarta, a beber
leche caliente… y me regala un sombrero – por que llueve…
Se entiendo quién es nuestra gente?... pues eso he descubierto
cuando leo la constitución… las gentes de mi nación… y el legado que nos han
dejado – al dejar abierta la puerta para que otros recojan testimonio, y por
ley protegidos devuelvan vida a la vida de nuestro Humano patrimonio…
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