segunda-feira, 27 de outubro de 2014

Terra de ancestros - dos últimos s@rão os primeiros






Sabe – cuando estudié el gran honor que se contempla en algo que traduce utilidad pública, derecho de asociar-se

después de tiempos en los que esto era prohibido,

en estos  tiempos en los que las vendimias son prohibidas , las desfolladas prohibidas – por las cuotas comunitarias: vendidas), los san juanes entre todos prohibidos por ser lo que somos,

nuestras casas de puertas abiertas –a hora cerradas, prohibidas y trancadas por llaves de oro y tesoro – así aseñoradas

 prohibidos (y veo gentes haciendo cursos de defensa personal en vez de promocionar – vitalización, desarrollo, auto. Estima y confianza – esa que es nuestra cultura – más de lo que dice la letra de otros lugares de enseñanza

 – allí DONDE MÁS ÉS NECESARIA – y no solo entre quien paga)… entonces lo veo un poco más claro – lo que somos y en lo que nos transformamos (transformarón)
Fuimos prohibidos… por quedar separados

La señora en su clase de step, el señor en las pesas, el niño en la de kung fu neuromotriz o como quiera

– que antes eran de seis años mínimo y ahora los tenemos de cuatro… a veces menos… que caray – que ha pasado- ha evolucionado la técnica o ha evolucionado la falta de paternidad en la técnica – somos guarderías vivientes o profesorado honrado por una arte milenar y algo “transcendente”?

Cuando veo esa historia, ese algo que se reconoce en la tierra misma – y en las gentes:

Que es bienhechora – que nos da todo y no nos pide nada:

Que nos da verdor eterno, agua, campo productivo, mar salada, que nos otorga un tiempo ameno… para que vivamos así – como las gentes de antes

– que compartían mientras vivían… como esa que me llama mientras camino – barbado, calvo, con mochila a cuestas por el camino de Santiago – y allá por el 98 ya me preguntaba:
 “meu fillinho – me llamaba hijo!

 – hoy que ni los vemos ni nos miramos nosotros a la cara!

Y me preguntaba si quería pan, o queso o fruta…

o otra Humana antigua – de esas en riesgo de extinción:  que me llamaba – allí por padrón – yendo por herbón... en una tarde que llovía que dios la daba – que nadie abriría puerta a alguien de cara tapada

por las ropas impermeables

– esa señora –amable – me llama, me abre la puerta, me hace entrar en su casa, me presenta  a la familia, me “obliga” a comer tarta,  a beber leche caliente… y me regala un sombrero – por que llueve…


Se entiendo quién es nuestra gente?... pues eso he descubierto cuando leo la constitución… las gentes de mi nación… y el legado que nos han dejado – al dejar abierta la puerta para que otros recojan testimonio, y por ley protegidos devuelvan vida a la vida de nuestro Humano patrimonio…



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